Estos son los golpes que ha dejado la guerra contra las cocinas del tusi y la ketamina en Bogot?? y Cundinamarca

En las ciudades, donde las fachadas grises de los edificios se confunden con la rutina diaria, y en municipios tranquilos de apariencia inofensiva, se ocultan laboratorios improvisados que, lejos de producir soluciones m??dicas, fabrican una de las amenazas m??s inquietantes para la salud p??blica: el tusi.

Este 2025, las autoridades de Bogot?? y Cundinamarca han logrado desarticular al menos tres estructuras dedicadas a este negocio criminal. Pero seg??n investigadores, esto es solo la punta del iceberg: muchas cocinas clandestinas contin??an operando en silencio, ocultas bajo la legalidad aparente de negocios, viviendas arrendadas o plataformas de hospedaje.

El tusi ???tambi??n conocido como 'tusib??' o 'coca??na rosada', aunque no tiene relaci??n qu??mica con la coca??na??? no es una sustancia con una f??rmula ??nica. Es una mezcla que puede contener ketamina, MDMA, LSD, cafe??na, mescalina y otros estimulantes o alucin??genos, dependiendo del 'cocinero'. Esa aleatoriedad lo convierte en un producto extremadamente riesgoso para los consumidores, pues nadie sabe con certeza qu?? est?? ingiriendo.

El primer gran caso del a??o ocurri?? en marzo, en Bogot??. En el barrio Puente Aranda, bajo la apariencia de un apartamento com??n arrendado por Airbnb, se ocultaba un laboratorio de fabricaci??n de drogas sint??ticas. Al frente, estaba un hombre que, en teor??a, deb??a ser un garante del conocimiento cient??fico: Javier Orlando Hern??ndez D??az, un qu??mico farmac??utico egresado de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales (U.D.C.A), con m??s de 15 a??os de experiencia en la industria.

Nacido el 5 de septiembre de 1987, este hombre de 37 a??os no ten??a, a simple vista, ning??n signo visible de ilegalidad. Era, como muchos otros, un profesional calificado que pasaba desapercibido. Pero las autoridades llevaban meses sigui??ndole el rastro: la Fiscal??a General y la Sij??n de la Polic??a descubrieron que era el cerebro de un grupo criminal que fabricaba tusi de forma artesanal.

Utilizaba inmuebles rentados por plataformas de hospedaje para montar laboratorios temporales. En el operativo de captura, Hern??ndez D??az no estaba solo: lo acompa??aban varios j??venes, entre ellos una mujer con antecedentes judiciales por hurto, estafa y lesiones personales. La escena que encontraron los uniformados hablaba por s?? sola: frascos de ketamina, marihuana, coca??na, anfetaminas, grameras de precisi??n, bolsas con polvo rosa y cerca de ocho millones de pesos en efectivo.

Adem??s del laboratorio en Puente Aranda, el grupo utilizaba dos viviendas en el barrio El Tejar como bodegas para almacenar drogas. La distribuci??n estaba perfectamente calculada: se realizaba mediante entregas disfrazadas como ???domicilios???, especialmente en Kennedy, Bosa y Puente Aranda. Se usaban dulces y empaques llamativos para evadir controles. Tambi??n operaban una l??nea telef??nica para pedidos personalizados que llegaban a discotecas y bares del norte de la ciudad.

La ketamina era el ingrediente estrella. Este anest??sico, desarrollado para uso m??dico en humanos y animales, se obten??a presuntamente desde Per??, ingresaba al pa??s en buses intermunicipales y era vendido en frascos por unos 180 mil pesos. Con cada frasco se produc??an hasta 20 dosis de tusi, que en el mercado ilegal alcanzaban precios de hasta 100 mil pesos por unidad.

Durante las diligencias se incautaron 3.520 gramos de marihuana, 3.439 gramos de coca??na, 362,5 gramos de anfetaminas, 162 frascos de ketamina, cuatro grameras, un contador de billetes y otros elementos. El hallazgo revel?? no solo la escala del negocio, sino el nivel t??cnico de quienes lo dirig??an.

El juez dict?? medida de aseguramiento contra los cinco capturados. Hern??ndez D??az y Herson Steven Rinc??n Bol??var fueron enviados a prisi??n, mientras que Neidy Alejandra Abreo Quintero, Laura Camila Burgos Ram??rez y Karen Julieta Otalora Payanene, por ser madres cabeza de hogar, cumplir??n la medida en casa. Ninguno acept?? los cargos.

D??as despu??s del operativo en Bogot??, la lupa se pos?? sobre el municipio de Cota, en Cundinamarca. All??, una empresa dedicada ???en el papel??? al comercio legal de medicamentos veterinarios fue se??alada por las autoridades como el centro log??stico de una estructura criminal conocida como ???Space II???, especializada en desviar ketamina para producir drogas sint??ticas.

La red habr??a importado el medicamento de manera regular, aprovechando los permisos legales, pero desviaba su distribuci??n a laboratorios clandestinos en Bogot?? y Medell??n. A simple vista, todo parec??a legal: facturas, transporte, registro de productos. Pero detr??s del tel??n se mont?? una operaci??n sofisticada de transformaci??n qu??mica y distribuci??n nacional de tusib?? y ??xtasis.

La Direcci??n Especializada de Extinci??n de Dominio de la Fiscal??a impuso medidas cautelares sobre 21 bienes, entre ellos siete inmuebles, doce veh??culos, una sociedad y un establecimiento comercial. Su valor asciende a m??s de 2.490 millones de pesos. La mayor??a de estos activos estaban en Bogot??, Medell??n y Santa Fe de Antioquia.

???La ketamina, que deber??a estar bajo control estricto, termin?? alimentando una red transnacional de drogas disfrazada de legalidad???, dijeron voceros de la Fiscal??a. Las investigaciones demostraron que varios de esos bienes fueron utilizados directamente para el transporte, encubrimiento y lavado de activos del negocio ilegal.

El golpe m??s reciente ocurri?? esta semana en Soacha, donde las autoridades capturaron en flagrancia a alias 'NN', se??alado como uno de los principales distribuidores de drogas sint??ticas en la Comuna 2 Le??n XIII, espec??ficamente en el barrio Ciudad Verde.

El operativo fue ejecutado por la Seccional de Investigaci??n Criminal de la Polic??a Nacional en coordinaci??n con la Fiscal??a. En la vivienda allanada se hall?? una variedad impresionante de sustancias: 4 tarros de ketamina, 2 de mescalina, 175 dosis de LSD, 66 de 2CB (tusi), 56 de Rivotril, 20 de MD, 13 dosis de coca??na, 2 de Methadose y cerca de 700 gramos de marihuana.

Alias 'NN' ten??a experiencia operando en la clandestinidad. Seg??n la Polic??a, cambiaba constantemente de residencia y distribu??a drogas por toda la zona, generando cerca de 10 millones de pesos semanales en ingresos ilegales. Tras su captura, fue imputado por tr??fico de estupefacientes y enviado a prisi??n.

La principal preocupaci??n de las autoridades es que el tusi no tiene una f??rmula est??ndar. Seg??n el proyecto ??chele Cabeza, se trata de una mezcla de compuestos que var??a seg??n quien la prepare. En algunas muestras se han encontrado hasta 7 ingredientes distintos, lo que hace imposible predecir sus efectos.

Esto convierte a cada dosis en una ruleta rusa: mientras algunos consumidores experimentan alucinaciones leves, otros pueden sufrir ataques de ansiedad, convulsiones, fallas card??acas o incluso la muerte. La preparaci??n artesanal, sin controles de calidad ni dosificaci??n adecuada, agrava el riesgo.

Adem??s, la sofisticaci??n de las redes criminales ha ido en aumento. Desde el uso de plataformas digitales para alquilar laboratorios, hasta empresas fachadas que operan como si fueran legales, pasando por redes de distribuci??n que se camuflan como servicios de domicilios o venta de productos naturales.

La amenaza de las drogas sint??ticas se camufla con ??xito en la cotidianidad urbana y rural. Los tres golpes de este a??o muestran solo una parte del fen??meno, pero son tambi??n una alerta clara: las cocinas de droga ya no est??n en selvas ni monta??as, sino en apartamentos alquilados, bodegas camufladas y negocios legales.

La guerra apenas comienza, y en medio de esta batalla, la ketamina ha pasado de ser un f??rmaco controlado a un ingrediente central en una industria criminal que crece al ritmo de la demanda. Las autoridades han respondido con capturas, extinciones de dominio y operativos de inteligencia, pero el desaf??o es inmenso: detener una amenaza que muta, se oculta y se transforma con cada golpe que recibe.

CAROL MALAVER

REDACCI??N BOGOT??

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